Olas verdes de loros chillaban
al amanecer tan común
pensé como los
gorriones de Francia lo serán mañana.
Pero recuerdo la última noche contigo dormido tan quieto
como la escultura del Cristo
en el regazo de la Mater Dolorosa.
Lo absurdo de la comparación no me escapa aun entonces,
tu, mi amante casado y yo de apenas quince
años.
No está en claro que vamos a tener otra noche
como esta,
a través mis células absorbo tu presencia, tu
respiración misma.
Presiento
el ritmo armonioso de tu sangre en tus venas finas
tan
distinto al mio, errático como de ave en vuelo.
Ya me he despedido del Ávila, mi montaña protectora
miro
fijamente el mar antillano tan azul que parece tinta negra,
en la
memoria grabo tu silueta reflejada por velas en la pared opuesta
pero ahora
me pareces tener el perfil de un guerrero caído en batalla.
He empacado y
desempacado mis maletas, dejándolas
abierta varios días para que todos en la
familia
al estilo ruso opinen y
argumenten sobre el contenido.
Mi abuela pone calladamente
comestibles para el largo viaje.
Ella no se imagina que voy a
ser bien alimentada en París.
Una batalla silenciosa se desarolla entre
nosotras como
lo habría sido con mi madre si estuviese viva pero por otras
causas.
su lenguaje corporal, mientras
doy los abrazos de despedida
señala su victoria, me canso del juego que siempre pierdo con ella
Pero a la vez me hace gracia
en su persistencia, mi abuela.
Me apresuro hacia Maiquetía que ya se hace tarde.
En un extremo del terminal se
encuentra mi padre y
del otro, en una tregua
temporal, cortes, mi amante.
Parecen generales del Siglo XVIII que antes de una batalla
convocan los términos del compromiso.
Me reparto de uno al otro, cada cual con su obsequio..
Un reloj de mi padre y de el una pulsera
tallada de oro.
El avión de Francia llega y taconeo mi angustia.
Me pregunto
si debiera huir contigo hacia Caracas?
Pero esta vez me digo que no, Paris espera!
Me
dices en sottovoce , me olvidaras!
No sé qué ofrecerte en mi lugar, se me ocurre
en cortar
mi trenza pero me parece un gesto exagerado y vacio.
Mi padre siendo extranjero
llora abiertamente.
Mi dolor se hunde como rio helado que no fluye.
Y tu, al final tan silencioso
y retraido.
Hice en Paris lo que solian
hacer las jóvenes de mi clase,
Asistir a L'Opera, Comedie Francaise, el Louvre, el Jeu de Paume. Y no
hay que
olvidar el Musee Rodin y
después tomar el te y la merienda a la Patisserie Ruc.
Botas , guantes,y bufandas, se compraban a Hermes en el Faubourg St
Honore
igual que mi madre lo había
hecho. Por el momento hago el papel de
nina correcta , ”comme il faut”. Pero detrás de todo estaban tus
cartas..
y detrás de las cartas, tu, que me esperas.
Pero me escapé del internado no
me acuerdo precisamente porque,
Puede que considere mi francés
suficientemente pulido para Paris.
Hasta el alba me escondi en un
confesional de la Madelaine
y después me entretuve en las salas de espera en la Gare Salazaire.
Le expliqué al Sr. cónsul que era mi anhelo de inscribirme
en la Sorbonne.
Casi me tuve que escapar de nuevo, pero nos comprometidos
asentarme
lo que fue un hotel privado en
Montparnasse, 14 Rue de Stanislas.
Tome como buen signo que el nombre de la calle era la de mi padre.
En los cafes se reunian
ancianas que habían sido las modelos de
famosos pintores Modigliani, Matisse y, más recientemente,
Soutine.
.
Conoci artistas extranjeros que se hicieron cargo de mi educación
estética,
me vigilaban y protegian aun de
ellos mismos, siendo mis chaperones
por todos lados y sin embargo fui modelo
brevemente, un experimento.
Tu dejaste de escribir las cartas que me nutrian. Esperé en mi
hotel
día tras día por el correo, la Poste de cuatro-treinta de la tarde.
pero nada en cuatro meses de
ti, ni una palabra.
¿Sabes que eternidad es cuatro meses para una nina de quince años?
Luego, el día de mi cumpleaños me enviaste
un ramo de rosas amarillas.
Amarillas? Me pregunte! Para mi el color tuvo significado
siniestro.
Finalmente me agoto tu silencio. Conoci a un joven escritor que de Espana
me trajo un libro de poesias. Mi único requisito en elegirlo que fuese
lo mas
diferente de ti posible. Vivíamos en apartamentos gratuitos de una
condesa,
Mme.de Santis, companera de convento
de mi madre, con la sola condición
que nos salieramos sin aviso,
de un día al otro. Parecía vida de
alondras.
Cuando te enteraste de mi nuevo
amante amenazaste con venir a Paris
Pero te hui en tren
hacia Barcelona y por barco a Mallorca.
Pero alli tambien las arreglaste para encontrarme y como
pretexto
traducir un poema que me habías prestado .El tema del poema
se trataba del desafio entre dos
hombres por una mujer.
Tu intención era obvia, corte
todo contacto contigo. Me devolvi
en silencio a París, pero no hubo un dia o una hora que no te tuve
en mente. Pasó un año asi y hice planes para mi regreso a Venezuela,
para resolver diversos asuntos de familia y cargaba ya en el vientre
un hijo que debiese sido tuyo.
De nuevo en Maiquetía al mirar a la multitud en espera vi en breve
una figura, vestida de blanco
vela, y supe enseguida que eras tu
el encuentro llegó muy
pronto, ese misma dia.
Me llevaste a cada sitio donde
nos reuníamos clandestinamente
incluso el lugar mismo, donde
una vez confundi los reflejos
de luces
urbanas en el parabrisas, con una constelación de estrellas.
Tambien me llevaste a la Finca
De San Martin todavía privada
donde nos reuniamos después de las
salida del liceo y ahi sentados
en un banco me hablabas de las hazañas de Paez y Bolivar y lo que
contaban los esclavos sobre la condesa
que allí en exilio vivía.
Decian las malas lengua que un esclavo tenia de amante mentían
Era casta como monja y una vez al ano
por respeto
bajaba de su recamara a tomar
un brindis con el conde, su marido
Hiciste todo para conmoverme esa noche, me suplicaste que
no te dejera y hasta te ofreciste a ser padre de
mi hijo .
Nada pude aceptar de ti, ni un
vaso de agua , estaba regida
Era un código simple escrito en la
sangre que el hijo
Pertenecía al padre.
Pero tu te valias de la vieja ley romana: el marido de la mujer
es el padre del hijo y no importa el vinculo de la consaguinidad.
En eso eras menos primitivo que yo.
Anos mas tarde, cuando deje el padre le entregue mis hijos ....
En ese segundo encuentro no quisiste aceptar mi sacrificio, pensabas
que no podría superar el dolor . En eso tuviste razón, no lo pude.
Me convertí en lo que soy hoy en dia, alguien que ha pasado por el fuego
y vuelto. Es tarde en el día para estas
cavilaciones amigo,
pero aquí estoy todavía.
Antonia
Baranov